Capítulo 3

Elara lo miro sorprendida de su atrevimiento. Lo observo con atención y sus ojos en algún punto se encontraron entre sí. Su ojos eran grises, como los de su padre, pero había cierta oscuridad en ellos, en como la miraba. 

Los labios de Keith se apartaron de su mano y Elara estaba entre sorprendida y desconcertada. Keith no se apartó los siguientes segundos, la contemplo una última vez. Elara aprovecho ese instante para grabarse su imagen. Era alto, un poco más que Duncan y su presencia era imponente, no sonreía, pero en su mirar había cierta malicia que daba la impresión de que lo hacía.

Llevaba puesto un traje gris, con una camisa negra con algunos botones desabrochados, su vestimenta era casual, pero Elara sintió una extraña sensación en el cuerpo. Keith era alguien que le inspiraba temor y no sabía exactamente por qué, no había nada de malo en él. Su cabello oscuro estaba bien peinado, llevaba una tenue barba bien cortada y el aroma de su colonia era agradable para su olfato, pero había algo en él que se sentía extraño, Elara simplemente no podía describir lo que sintió al ver a ese hombre ahí, tan cerca, observándola como si no fuera la prometida de su hermano, sino una mujer que podía desear.

—Es un placer conocerte— dijo con una voz rasposa y grave. Elara no pudo hablar los siguientes segundos, por lo que Duncan se aclaró la garganta y hablo.

—No esperábamos tu llegada—dijo Duncan para desviar la atención de Keith hacia él.

Keith desvío la mirada hacia su hermano y Duncan tuvo que tragar saliva para poder fingir una sonrisa natural, sin sentirse incómodo en presencia de su hermano. 

—Quería darles la sorpresa—expreso Keith con una sonrisa, una que escondía muchas emociones hacia Duncan—me dijeron que estabas comprometido y que habría una fiesta para celebrarlo.

—Si nos hubieras avisado en donde estabas, te habría enviado una invitación— dijo Duncan, pero su voz sonaba dudosa y un poco temblorosa, incluso Elara noto que Duncan parecía estar muy nervioso ante la presencia de su hermano.

Keith soltó una carcajada.

—Sabías en donde estaba—le dio una fuerte palmada en el hombre que por un momento desestabilizo a Duncan—pero durante todo este tiempo no recibí ninguna visita o llamada de tu parte.

—Nuestro padre...—intento explicar Duncan, pero se quedó callado mientras desviaba la mirada hacia su padre, quien los observaba atentamente desde su lugar. Su mirada lo decía todo, no estaba feliz de ver a su hijo mayor ahí, pero no podía hacer nada, ya que todo el mundo lo había visto.

—¿Aún sigues haciendo lo que él dice?—se burló Keith de su hermano— déjame darte un consejo. Si continúas haciendo lo que él dice, terminarás en el mismo lugar que yo.

Duncan no dijo nada, no lo hizo porque las palabras de su hermano habían calado fuertemente dentro de él.

—¿Podemos hablar en privado?— expreso Duncan invitándolo a entrar a la casa, pero Keith se negó.

—No puedo ahora, hermanito—dijo Keith con cierto aire de cansancio— parece que alguien más quiere hablar conmigo.

Duncan miró justo en la dirección que su hermano miraba. Su padre estaba esperándolo a pocos metros de distancia, con una mirada neutra debido a la presencia de los invitados.

—Te veré después—manifestó Keith, pero su tono de voz se escuchó diferente, casi como si fuera una advertencia contra él. Miro a Elara, quien hasta ese momento había escuchado la conversación, pero manteniendo la distancia.

Keith no la miro a los ojos, pero sí miro su figura en ese vestido ajustado que resaltaba sus curvas. Su belleza era tierna y encantadora, casi como un ángel, pero no uno que Duncan se mereciera.

Antes de retirarse, le sonrió a Elara, como si esa sonrisa escondiera, diferentes tipos de intenciones, pero muchas de ellas, oscuras y casi diseñadas para romperla.

Keith se fue siguiendo la figura de su padre a la distancia. Duncan quiso seguirlos, para saber que hablarían, pero no pudo, no podía dejar a Elara sola, además de que también los invitados esperaban por ellos. Solo los observo hasta que ambos desaparecieron de su vista.

Keith siguió a su padre hasta su oficina y una vez que entro, el aire en el interior se sentía pesado, casi como hubiera una bruma, pero era creada por ambos, por sus personalidades y por lo que ambos sentía justo en ese momento.

—¿Dónde estuviste?—dijo su padre si mirarlo a los ojos, él se había situado detrás de su escritorio, pero no se sentó, miraba por el ventanal que tenía una hermosa vista hacia el jardín —saliste hace más de medio año, esperaba que regresaras a casa.

Keith soltó una pequeña y sutil risa, para burlarse de sus palabras, o mejor dicho de la forma en como las  había pronunciado.

—¿Y qué esperabas que hiciera? ¿Volver y fingir que somos la familia perfecta? ¡No me jodas con eso!—replico Keith, caminando en su dirección, sentándose en la silla que estaba frente a su escritorio, levantando los pies sobre la orilla de la madera.—¿Crees que sigo siendo el mismo chiquillo que dejo que lo culparan por algo que no había hecho?

—¡Fue para salvar la vida de tu hermano!—refuto su padre dándose la vuelta para mirarlo, pero a pesar de la furia de sus palabras, Keith solo sonrió con burla.

—Me manipulaste con la memoria de mi madre— se quejó Keith—Duncan mato a un anciano que solo buscaba refugio de la lluvia. ¿Y qué obtuvo como castigo? La comodidad de su casa, un buen empleo y ahora... una hermosa mujer. ¿De verdad merece todo eso mientras yo me pudría en prisión?

—Pudiste negarte—expreso su padre con seriedad, una que hizo que Keith rechinara los dientes.

—Lo hice, pero tú hiciste tu elección. Protegiste a tu hijo favorito o mejor dicho al único—impugno Keith y por unos breves segundos, su padre no dijo nada.

Keith, aunque se parecía al hombre frente a él, en realidad no compartían ni una sola gota de sangre. Él había sido adoptado siendo un bebé. Errol Fraser y su esposa, Mary, lo habían adoptado luego de concluir que después de tres años de matrimonio, no podrían tener hijos propios. 

Errol y Mary Fraser, habían acordado guardar el secreto. Errol, por mero orgullo masculino, porque según los médicos, era él quien tenía un bajo conteo de esperma para poder embarazar a su esposa. Y Mary, porque tenía miedo de que sus amistades, quienes eran de familias de pensamiento conservador, se atrevieran a rechazar a Keith por ser adoptado. Duncan había llegado algunos años después, sin esperarlo ni planearlo. Mary y Errol habían intentado no tener ninguna preferencia por ninguno, pero había sido imposible para ellos, no tener ciertas atenciones extras en Duncan que Keith había notado y por mucho tiempo, Keith había llegado a pensar que esa favoritismo había sido porque Duncan era el hijo menor, el hermano que él tenía que proteger.

Keith lo había descubierto una tarde de verano a sus diecisiete años mientras buscaba un documento que necesitaba para hacer su solicitud de ingreso a la universidad. Había encontrado los papeles de adopción y la poca información que existían de sus padre biológicos.

Su familia había fallecido en un accidente de auto. Su padre, su madre y su hermana mayor habían fallecido en ese trágico día, siendo él, el único sobreviviente. No había pasado mucho tiempo en la casa hogar cuando la familia Fraser se había interesado en él. Keith nunca reclamo nada ni se atrevió a investigar nada más de su verdadera familia, no porque no quisiera hacerlo, sino porque todo lo que había notado en sus padres, cuando era niño, no habían sido imaginaciones suyas, y al saber la verdad, algo de él se había aferrado a la familia Fraser, porque ellos habían sido la única familia que había conocido.

Por esa razón, había actuado para proteger a Duncan, porque aún quería ser parte de la familia Fraser. Una parte de él, la que amaba tanto a su familia, lo había hecho por amor y la otra, la que esperaba aceptación y compresión, siempre espero que su padre o incluso Duncan aclararan la situación. Que lo sacaran de prisión, no solo porque él no había cometido el crimen, sino porque se suponía que ellos eran su familia, pero descubrió con el paso de los días y de los años, que la sangre era importante, la sangre era sinónimo de lealtad y amor fraternal verdadero y, ya que por sus venas no corría la misma sangre. La familia Fraser lo había abandonado. 

Errol Fraser, se quedó en silencio mientras trataba de pensar en una respuesta convincente, pero la risa burlona de Keith rompió el silencio.

—¿Creíste que no lo sabría?—se burló Keith mientras se levantaba de su sitio y se ajustaba la chaqueta del traje— pero no estoy aquí por eso, querido padre. Mis motivos son más bien de negocios.

—¿Negocios?—cuestiono Errol mientras fruncía el ceño algo confundido.—¿Qué negocios?

—Prometiste que, al salir de prisión, tendría un puesto en la empresa ¿Recuerdas?—expreso Keith con cierta arrogancia.

—Por supuesto, pero primero nos encargaremos de tus antecedentes...

—No hace falta, ya me encargué de eso hace algunos meses—expreso Keith interrumpiendo a su padre. Errol relajo los hombros y camino hasta su escritorio.

—Por supuesto, entonces podemos hablar sobre el puesto, puedes empezar en el área legal...

—No vine por algo tan estúpido como eso, padre— reclamo Keith mientras se paseaba como león por la oficina, recorriendo con la mirada los estantes de libros y algunos objetos decorativos que seguían ahí como si el tiempo nunca hubiese pasado.— vine por tu puesto, quiero la empresa.

Errol Fraser se quedó en silencio y frunció el ceño creyendo que se trataba de una broma, una de muy mal gusto.

—No puedo, Keith...

—¿Por qué? ¿Lo estás reservando para Duncan?—reclamo Keith deteniéndose frente a una ventana, mirando por ella hacia el exterior.

—Duncan tiene su propios objetivos, no quiere la empresa— expreso Errol para tranquilizar a Keith, pero sus palabras solo avivaron la llama de su ira, porque daban a entender que Errol Fraser ya se la había ofrecido a Duncan.

—En ese caso, no hay ninguna razón por la cual no puedas dármela— expreso Keith con rabia contenida.

—Aun soy joven para jubilarme y si quieres la empresa tengo muchas cosas que mostrarte—expreso Errol, aunque no muy complacido de que Keith fuera a reclamar puestoa de trabajo, cuando no sabia como operaba la empresa.

—¿Y crees que quiero aprender de ti?—espeto Keith mirando a su padre con arrogancia desde la distancia— por favor no me hagas reir.

—No pienso darte la empresa con esa actitud, Keith— clamo su padre, con firmeza, pero esas palabras solo acrecentaron en rencor de Keith.

—La verdad, esperaba que no lo hicieras, asi que vine preparado— dijo Keith con cierta satisfaccion en su tono de voz. Camino de vuelta hasta el escritorio mientras sacaba de su bolsilo, un sobre de color negro. No se lo dio a su padre, pero si lo dejo sobre la superficie del escritorio.—llamame si quieres hablar de negocios.

Keith empujo el sobre en su direccion, luego dio media vuelta y camino para salir de ahi, pero Errol Fraser fue detras de él y lo detuvo tocando su hombro.

—Keith, sé que estas enfadado por lo que paso, pero tu ya eras un adulto, no eras un niño, tu hermano si. Duncan no merecia pisar un lugar asi.

—¿Y yo si?— pronuncio Keith con desden mientras se apartaba bruscamente para evitar el contacto con su padre o al menos aun existia ese titulo, unicamente por convenciencia.

Erro Fraser vio partir a Keith hasta que salio de la oficina azotando la puerta. Él se quedo en silencio unos instantes. Luego camino de vuelta hacia el escritoio para ver que habia en el interior del sobre. Era una memoria usb, la cual introdujo en su computadora para revisar su contendio, solo habia una carpeta con un unico archivo que le helo la sangre. Keith estaba amenazando a su padre.

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