POV Isabella
El teléfono seguía en mi mano cuando la llamada se cortó.
No porque yo hubiera colgado.
Simplemente… terminó.
La pantalla volvió a negro y, durante un segundo, me quedé mirándola como si esperara que algo más apareciera. Otro mensaje. Otra vibración. Una confirmación de que aquello había sido real.
Nada.
Sentí un mareo leve, como si el suelo hubiera descendido apenas unos centímetros bajo mis pies. Me apoyé en el respaldo de la silla, respirando despacio, contando en silencio para no perder el control. Cuatro. Tres. Dos. Uno.
No funcionó.
Había una presión constante en el pecho, una sensación de alerta que no se apagaba. Como si mi cuerpo hubiera entendido algo antes que mi mente y ahora se negara a relajarse.
Dejé el teléfono sobre la mesa con cuidado excesivo, como si pudiera morderme.
Fue entonces cuando volví a mirar la puerta.
El pestillo seguía a medio correr.
Me acerqué despacio. Cada paso me parecía demasiado ruidoso. El sonido de mis propios pies sobre el suelo m