De regreso a al presente, Sebastián apartó con suavidad el cabello de Isa, que aún no estaba completamente seco, de su frente. No sabía por lo que había pasado en los últimos años y se culpaba por no haber llegado antes; de lo contrario, no estaría en esta situación hoy.
pensó Sebastian.Isa primero movió los dedos, luego abrió lentamente los ojos, de borrosos a claros. Lo primero que captó sus párpados fue la tenue iluminación del techo, que la deslumbraba un poco. Isa giró la cabeza hacia la izquierda y miró al hombre frente a ella, con los ojos llenos de preocupación. La escena de la noche anterior cruzó rápidamente por su mente.―¿Dónde está mis hija? ¿Dónde está Eva? —preguntó Isa con ansiedad, intentando levantarse.―Sigue en el hospital. El hospital se encargará de los trámites y luego la enviaremos a la funeraria. Si quieres verla, te acompañaré a verla