—Coqueteen cuando estén solos, por favor —interviene Esposito—. ¿Qué tenemos? —Son veinte, no podemos determinar si son todas las chicas secuestradas, pero seguramente hay algunas de ellas dentro, creo que por aquí —explica Alba, señalando el ala derecha del depósito—. Hay cuatro personas, supongo que ellos son los secuestradores y en aquella parte de atrás están las chicas, parecen ser dieciséis. —Los cuales pueden ser las chicas y secuestradores —define Esposito. —Sí, señor —asiente Noe. —Bien. ¡Quiero que rodeen el perímetro! —grita a los agentes—. Ya saben lo que tiene que hacer, quiero a esas chicas fuera en cinco minutos. ¡Muévanse! Sus hombres comienzan a correr al rededor del depósito ocupando cada uno su lugar asignado. —Gaby —llama su atención el barman. —Debes quedarte lejos de la línea de fuego —le indica el morocho. -Perder. Lo haré. Solo quería mostrarte quién es mi hermana, por si la encuentras allí dentro —Le tiende una fotografía, la cual Gaby toma y puede visualizar