El sol se cuela por la ventana dejando entrar los rayos de luz anunciando un nuevo día. La morena de mechón rojo comienza a despertar de a poco, aturdida por la agitada noche anterior y por la luz que se clavan en sus ojos como cuchillas atormentándola. Al estar más consiente, se da cuenta que no estaba sola en la cama, todavía no podía acostumbrarse a despertar con un hombre usurpando su lecho, pero no podía negar que le gustaba. Con cuidado comienza a moverse para salir de los protectores brazos del morocho y hace una mueca al sentir dolor en todo su cuerpo. Estaba adolorida por el estrés del día anterior y también por la noche de sexo que le dedicó Gaby. Tampoco iba a quejarse. Moviéndose con lentitud, por el dolor y para no despertar al morocho, intenta salir de debajo de las sábanas, pero los brazos de Gaby se hacen más fuertes alrededor de ella.
—¿Escapándote otra vez? —suelta sin siquiera abrir los ojos y con voz ronca.
—Solo quiero levantarme —murmura, volviéndose a mover para