La sala estaba en completo silencio, nadie esperó esa reacción por parte de Gaby. Todos los hombres estaban sorprendidos y con sus bocas abiertas como unos estúpidos viendo el espectáculo.
Cuando su respiración comenzó a fallar, y su cabeza a trabajar y a decirle a gritos que no estaban solos. Que estaban en la maldita estación de policía, en la sala de reuniones, y que estaban sus compañeros y jefe presentes, se separa de ella con rapidez. La mira por un segundo como si le hubiera crecido una segunda cabeza y como si fuera la consecuencia de todos sus males. Odiándola a ella, odiándose a él, odiando su impulso y odiando su deseo, sale disparado de la sala.
Noe queda agitada y desorientada, mirando a la nada, tratando de procesar lo que había pasado y tratando de conseguir aire. Ese beso la había sorprendido, pero ella no se resistió, ella lo recibió con pasión y devolvió ese beso con la lujuria que imponía la situación. Noe se deja caer en su silla todavía luchando por aire. Un silb