—Vas a hacer desaparecer esa verdura —habla Sole desde la puerta de la cocina y encontrar a Tony cortando vegetales sin cesar.
—La mayoría de las personas las odian, no van a extrañarlas —responde sin dejar de cortar.
—Basta, Tony —Sole pone su mano en la muñeca del boricua para que deje de cortar—. ¿Dime qué te pasa? —se interesa.
—¿Acaso te perdiste algunos capítulos de este trágico drama? —cuestiona con cinismo.
—No seas insolente —le reprende—. No es bueno cerrarse, dime qué te ocurre, habla conmigo —le pide con amabilidad.
—Es un cúmulo de desastres épicos, Sole. Creo que todo lo que me está pasando está superando y no sé cómo manejarlo —confiesa, bajando la mirada.
—Vas a superarlo, Tony, me tienes a mí para ayudarte, tienes a Nico, a los demás. Estamos juntos en esto, ninguno te dejará solo. Todos juntos vamos a superar cualquier obstáculo que se nos presente —le dice creyendo de verdad en sus palabras.
—Este lugar no es el mismo sin Lina —comenta el boricua en voz baja.
—Lo sé