Aterrizó el avión de noche en Roma, la limusina me dejo en casa de Eric a petición mía, aunque a Fabricio no le hizo ninguna gracia, se conformó cuando le prometí que al día siguiente me iría a su casa, antes de bajar puso su mano en mi nuca comiéndonos los dos la boca en un lujurioso beso.
— ¿Nos vemos mañana en la oficina señora Roman?
— Sí señor Román — le conteste
Al día siguiente cuando entré en el edificio Román, la recepcionista me saludó sonriendo dando un beso y un efusivo abrazo.
— Qué tal las vacaciones, París nada menos, que envidia — me dijo
— Mucho trabajo, no me ha dado tiempo a ver casi nada
— Si, pero has ido con el buenorro del jefe
— Anda calla, me voy para arriba, luego nos vemos
Me fui hacia los ascensores para subir a la planta treinta, se abrieron las puertas del ascensor y cuando salí saludé con una sonrisa a Carla, la secretaría de Fabricio. Me abrazó, me besó, estuvimos unos minutos hablando aunque guardé el secreto, porque hasta que Fabricio no lo a