Mundo de ficçãoIniciar sessãoCaminaba sin rumbo hasta que, de repente, se encontró en un campo abierto lleno de flores brillantes. Al fondo, un hombre esperaba, con la mano extendida hacia ella, invitándola a acercarse.
El aire estaba impregnado de un extraño aroma a tierra húmeda y flores silvestres. Cada paso hacia él la llenaba de una mezcla de miedo y curiosidad, y un escalofrío recorrió su espalda mientras sentía que algo importante estaba a punto de revelarse.
Al caminar hacia ese hombre, Sujhan se detuvo y lo reconoció de inmediato; Era su padre. Las lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas.
—Te he estado esperando… —Dijo él con voz cálida— ¿Y dime, hija, has terminado tus estudios? —
—Papá… no —Sollozó Sujhan— Desde que falleció usted, me han casado con el hijo del segundo al mando. Me han quitado todo… incluso mi magia —
—Hija, eso tiene solución —Respondió él con firmeza, aunque con un dejo de tristeza— Debo irme, mi tiempo se agota. No temas y sé valiente, mi princesa —
—¡Papá, no te vayas! —Gritó ella, corriendo tras él— Llévame contigo, quédate a mi lado—
Pero mientras corría, él se alejaba cada vez más y, de pronto, todo se tornó oscuro de nuevo. Frente a ella apareció una vasija extraña, con la misma marca que su padre llevaba en el hombro, aunque incompleta.
Sujhan la observó fijamente y, temerosa, la tocó. Sintió cómo le absorbía la energía; su fuerza flaqueó y con un gran esfuerzo logró retirar la mano. Unos escalofriantes y burlones risas surgieron de la vasija.
—¿Quiénes son? ¿Qué me han hecho? — Preguntó, sin obtener respuesta.
En ese instante, su padre reapareció y la tomó, sacándola del espacio oscuro. Él permaneció adentro, atrapado con la vasija que le consumía la energía.
—No lo vuelvas a tocar — Dijo él con voz urgente— Prepárate, hija. No te preocupes por mí… ni por ti —
—¡Papá, no! — Lloró Sujhan— ¡Regresa, por favor! —
—Te amo — Susurró él mientras sus manos brillaban con energía— Prepárate —
Un resplandor surgió de sus manos, y con un impulso de fuerza la lanzó fuera del espacio sombrío. Sujhan cayó en la cama, agotada, mientras su padre quedaba atrapado allí, luchando con la vasija.
Despertó de golpe, con el corazón latiendo a mil por hora. Sus lágrimas corrían sin control y su voz se quebró.
—¡¿Papá?! — Gritó, abrazándose a sí misma, temblando de miedo y desesperación.
—Sujhan, ¿Estás bien? — Preguntó una voz suave.
—¿Quién eres? — Respondió ella, todavía confundida y temblorosa.
—Soy Seina, un hada. Te escuché gritar —
—¿Fuiste tú quien me dio esta cobija? — Preguntó Sujhan, señalando la manta que la arropaba.
—Sí — Asintió Seina—
—Gracias… y disculpa, pero siento que voy a vomitar — Dijo Sujhan, intentando levantarse, pero cayó al suelo.
Seina, preocupada al ver que sus pies no respondían, usó su polvo estelar para hacerla flotar suavemente hasta colocarla de nuevo en la cama.
—Traeré menta para hacerte un té y calmar ese malestar — Dijo Seina— También puedo llamar a Andy si es necesario —
—No llames a Andy — Respondió Sujhan con debilidad— Solo necesito descansar y que este malestar desaparezca —
—Está bien — Aceptó Seina— Ya casi regreso —
Seina salió de la casa a buscar menta. Al regresar, tomó forma humana y puso agua al fuego para preparar el té, observando con preocupación cómo la luz del amanecer comenzaba a atravesar las ventanas y a iluminar la habitación.
Al entrar, notó que Sujhan comenzaba a tener fiebre, lo que la alarmó.
—Lo siento, pero voy a llamar a Andy — Dijo Seina con cautela— Tienes calentura. Mientras tanto, ¿Puedes sostener el vaso para tomar el té? —
—Supongo que sí — Murmuró Sujhan, levantando la mano derecha con dificultad; esta temblaba.
Seina, notando que Sujhan no podía sostener el vaso con seguridad, comenzó a darle cucharadas de té lentamente.
—Gracias… lamento incomodarte — Dijo Sujhan con voz débil.
—Es un gusto — Respondió Seina, sonriendo— Además, vi una luz muy intensa en esta habitación y te encontré mal, por eso decidí venir —
—¿Una luz? — Preguntó Sujhan, con ojos abiertos— Entonces… ¿No estaba soñando? ¿No fue un sueño? —
—No lo sé — Contestó Seina— Solo vi la luz. Por cierto, ¿Ya conoces a Melany, verdad?—
—Te refieres a la sirena — Respondió Sujhan, recordando.
—Sí, a ella — Afirmó Seina— Le diré que venga a cuidarte. Después iré por Andy, aunque tardare más en llegar debido a la distancia —
—¿Es necesario que lo llames? — Preguntó Sujhan, un poco avergonzada, intentando no incomodarlo.
—Escucha — Dijo Seina con calma— Andy es un gran hechicero; caritativo, cariñoso, simpático y siempre dispuesto a ayudar. Cura a los enfermos y… bueno, además es guapo, ¿no lo crees? Pero ahora lo necesitas. Mientras más tardes en recuperarte, más tiempo tardará tu cuerpo en sanar —
Sujhan sintió que sus mejillas se enrojecían y bajó la cabeza, avergonzada —Entiendo lo que dices… — Murmuró— Si consideras correcto llamarlo, no me negaré —
Seina asintió y primero fue a buscar a Melany, quien tomó forma humana para ir al lado de Sujhan. Después, partiría a buscar a Andy, sabiendo que le llevaría más tiempo llegar debido a la distancia.
Por otra parte, Lessandro sintió cómo la vasija consumía energía al poseer la magia del patriarca. Su mente se llenó de preguntas mientras analizaba lo ocurrido y de inmediato sospechó que Sujhan podría estar involucrada. Sin perder tiempo, se dirigió al lugar donde la tenía guardada.
—¿Quién ha estado acá? — Preguntó, examinando cada rincón con cautela.
La vasija respondió con una voz etérea —Nadie importante, únicamente el espíritu del patriarca. Rescató a su hija de nosotros; logramos traerla aquí, pero no pudimos capturarla. Aún estamos débiles, Lessandro —
—¿Dónde está ella? — Insistió Lessandro, con el ceño fruncido.
—No lo sabemos… y ya no la sentimos — Contestó la vasija, con un matiz de preocupación.
—¿Por qué no me alertaron? — Su voz se llenó de irritación.
—Todo sucedió en segundos — Explicó la vasija.
—¿Cómo es posible que el espíritu del patriarca apareciera? —Lessandro apretó los puños, frustrado por la situación.







