Capítulo: Sobre mi cadáver.
El abuelo extendió los brazos con un temblor sutil, y Ellyn se arrojó hacia ellos, buscando el calor de ese abrazo que siempre le había dado seguridad.
El anciano la estrechó con fuerza, como si quisiera grabar ese momento en su alma, y en sus ojos húmedos se leía la aceptación de lo inevitable.
—Da miedo, morir, hija —murmuró con la voz rota—. Sobre todo, cuando se siente tan cerca... Es como si cada aliento doliera un poco más que el anterior.
Ellyn se aferró a él con desesperación, sus uñas se hundieron levemente en la tela de su camisa. Sintió un nudo quemándole la garganta.
—No digas eso, abuelo. No puedes dejarme. Te necesito... no estoy lista para perderte.
Él acarició su mejilla con la ternura de toda una vida.
—Ellyn, eres una mujer tan fuerte... te he visto caer y levantarte más veces de las que debería permitir la vida. Eres más fuerte de lo que crees. Pero prométeme algo... no dejes que el odio ni el rencor te cieguen. El perdón no es debilidad, es libertad. Promételo.
Los