ELAXI
Termino de servir un poco de agua caliente en las tres tazas de porcelana que descansan sobre una charola de plata, no debería estar haciendo esto, la verdad, me siento tan estúpida, hago un recuento de los daños y de todo en general. Pero es que estar dentro de mi habitación, con la mirada inquisitiva de los tres amigos de Ozzian, mientras su chica descansa en mi propia cama, donde él me hizo sexo oral, parecía ser la peor tortura antes vista.
La puerta se abre enseguida y Ozzian entra con un rostro crispado.
—¿Por qué lo hiciste? —pregunta cuando termino de servir el café.
—¿Hacer qué?
—No me jodas, Ela, hablo de que dejaste entrar a Marvin y a los demás.
—No sabía que tenías novia —Me giro y lo miro, tratando de ocultar la molestia que surge en mi interior.
Ozzian tensa la mandíbula con demasiada fuerza.
—No es mi novia —sisea.
—Pero lo era.
En cuestión de segundos lo tengo cerca de mí, su esencia es poderosa, emana una rabia negra tan palpable que eriza cada fibra de mi piel