Valeria pasó la noche sin dormir. Cada vez que cerraba ojos, veía foto: Marcus con padre de Enzo. Sonriendo. Jóvenes. Hermanos que no deberían existir.
Enzo tampoco durmió. Habían revisado cada interacción con Marcus. Cada email, cada llamada, cada momento en que apareció "conveniente."
—Tiene que haber explicación. —Valeria no quería creerlo—. Nos ayudó. Múltiples veces. Voló desde Nueva York cuando nadie más estaba dispuesto. Consiguió evidencia que salvó París.
—¿Lo hizo? —Enzo mostraba cronología en pizarra improvisada—. O apareció en momentos perfectos para dirigir narrativa. Piénsalo. Cada "ayuda" que dio también le dio acceso. Más información. Más control.
Carmen entraba con café:
—Dmitri confirmó. Software fue instalado desde computadora física en oficina. Marcus estuvo ahí. Registro de seguridad no miente.
—Pero tampoco prueba que lo instaló. —Gabriel señaló—. Solo que estuvo en habitación cuando fue instalado.
—¿Y la foto? —Valeria tomó teléfono—. "Tío Marcus." Hermano bastar