El Grand Palais explotó en caos.
Alessandra parada en medio de la pasarela, micrófono en mano, sonriendo como si acabara de ganar algo.
Los oficiales de seguridad de André corrieron hacia ella desde tres direcciones diferentes. Pero Alessandra levantó una mano, y su voz resonó por los altavoces:
—No me toquen. O este lugar descubre exactamente qué clase de hombre es Enzo Costa. Y créanme, es historia que querrán escuchar.
Los oficiales se detuvieron. André apareció al lado de Valeria en backstage, teléfono en mano, hablando rápidamente en francés.
—No la toquen todavía. Si tiene información comprometedora sobre alguien, podría causar pánico. Necesito controlar esto.
Valeria buscó a Enzo con la mirada. Lo encontró en primera fila, rostro pálido como papel, mirando a Alessandra con algo que parecía horror mezclado con traición.
—No entiendo. —La voz de Valeria sonaba lejana a sus propios oídos—. Ella es su socia. Han trabajado juntos por años.
—Cinco años. —Marcus apareció a su lado, lap