La llamada de Morales llegó mientras Valeria todavía estaba en la sala de recuperación, la manta térmica sobre su cuerpo y el suero goteando en su brazo. Su teléfono vibró con una intensidad que presagiaba malas noticias.

—Vincenzo tiene un seguro. —Morales no perdió tiempo con preámbulos—. Cinco sicarios. Contratos automáticos activados con su captura. Sesenta y ocho horas desde ahora. Uno por cada uno de sus hijos.

Valeria se sentó demasiado rápido, la habitación girando brevemente. —¿Cómo de confiable es la amenaza?

—Totalmente. Confirmada por inteligencia marroquí. Los contratos son reales, los sicarios son profesionales, y el timeline es exacto. Necesita volver