Mundo ficciónIniciar sesiónLas palabras salieron de ambas simultáneamente, superponiéndose en el aire estéril de la sala de espera:
—Yo dono.
El cirujano las miró a ambas, su expresión cambiando de alivio a preocupación calculada. Miró su tablet, checando algo rápidamente, luego de regreso a ellas.
—Necesitamos solo una donación. Ustedes dos están débiles. —Señaló a Valeria—. Usted tiene herida reciente en la mejilla, trauma por estrés extremo, no ha comido en treinta horas. —Giró hacia Isabella—. Y usted acaba de sobrevivir tortura física, tres costillas rotas, contusiones múltiples. Su cuerpo está en shock reparativo. Donar sangre en estas condiciones podrí







