Mundo ficciónIniciar sesiónLas alarmas comenzaron a sonar a las dos y cuarto de la mañana, un pitido agudo y constante que penetraba incluso el sueño profundo. Valeria se despertó con el corazón ya acelerado, buscando a Enzo instintivamente en el lado vacío de la cama antes de recordar que no había regresado.
La puerta de la suite se abrió violentamente. Dos guardias entraron, armas en mano, escaneando la habitación.
—Señora Costa, protocolo de seguridad máxima. Necesita venir con nosotros. Ahora.
Valeria apenas tuvo tiempo de ponerse una bata sobre su pijama antes de que la guiaran por los pasillos del Palacio. Otros guardias corrían en direcciones opuestas, radios crepitando con comunicaciones urgentes. Escuchó llorar a uno de los gem







