Mundo ficciónIniciar sesiónLa lluvia golpeaba con furia los ventanales del taller. El cielo, teñido de un gris plomizo, parecía reflejar la tormenta que se desataba en el interior de Valeria. Llevaba horas encerrada allí, con sus manos manchadas de pintura y el corazón hecho trizas. Los lienzos a medio terminar se amontonaban en las esquinas, testigos silenciosos de su batalla interna.
Valeria observó su última creación: un caos de rojos y negros que se entrelazaban violentamente. Era la representación perfecta de lo que sentía por Enzo. Pasión y oscuridad. Deseo y miedo. Un amor que la consumía y la aterrorizaba a partes iguales.
—Maldita sea —murmuró, arrojando el pincel contra la pared.
La mancha carmesí que dejó sobre el blanco inmaculado le recordó a la sangre. A veces sentía que su relación con Enzo era precisamente eso: una herida abierta que no termina







