Mundo ficciónIniciar sesiónEl atardecer romano teñía el cielo de tonos anaranjados mientras Valeria contemplaba su reflejo en el espejo. El vestido negro de seda se ajustaba a sus curvas como una segunda piel, con un escote que insinuaba lo suficiente para despertar la imaginación sin revelar demasiado. Había elegido ese atuendo con precisión quirúrgica: elegante, sofisticado y con un toque de peligro.
—¿Estás segura de esto? —La voz de Enzo resonó desde el otro lado de la habitación del hotel. Su mirada, oscura y penetrante, se clavó en ella a través del reflejo.
Valeria se giró lentamente, sosteniendo su mirada con determinación.
—Necesito saber qué pretende Alejandro. Si quiere jugar, jugaremos —respondió, aplicándose un último toque de labial rojo—. Pero bajo mis reglas.
Enzo se acercó, con los músculos de su m







