Mundo de ficçãoIniciar sessãoEl silencio que reinaba en el apartamento de Valeria era tan denso que podía cortarse con un cuchillo. Las luces tenues de la sala proyectaban sombras alargadas sobre las paredes, mientras el sonido de la lluvia golpeando contra los ventanales creaba una melodía inquietante que acompañaba la tensión entre los dos.
Enzo permanecía de pie junto a la ventana, con la mirada perdida en el horizonte de la ciudad. Su perfil recortado contra la luz de la noche revelaba una mandíbula tensa y unos hombros rígidos. Valeria, sentada en el sofá, jugueteaba nerviosamente con el borde de su copa de vino, observándolo con una mezcla de deseo y frustración.
—¿Cuánto tiempo más vamos a seguir así, Enzo? —preguntó finalmente, rompiendo el silencio—. Cada vez que nos acercamos, aparece otro secreto, otra mentira.
Él se giró lentamen







