HISTORIA CORTA Y COMPLETA. Victoria Conway, está por experimentar el peso del mundo sobre sus hombros, su padre la necesita y ella no puede darle la espalda. Antonio Conway, ha adquirido una cuantiosa suma de dinero, el plazo se agota y su acreedor exige el pago correspondiente. Victoria, se convertirá en la gargantia de aquella deuda, ella pasará a ser propiedad del poderoso y oscuro Brailon McCloskey, un hombre tan guapo, como influyente, tan rico, como frío y despiadado, que sólo planea convertirla en una pieza en su juego de ajedrez... Pero el amor tiene sus azares, también le gusta jugar y el amor, muy pocas veces pierde una partida... ¿Puede nacer el amor en tan oscuras circunstancias?.
Leer másVictoria atravesó la verja que le daba acceso a su casa, mejor dicho, a la casa de sus padres, en cuanto se estacionó, observó un hermosos convertible negro, estacionando justo en la puerta, ¿Quién podría estar en casa visitando a sus padres?, lo curioso es que no lo conocía.
Al entrar a la casa, de topó con Nancy, la señora del servicio.—Niña Victoria, bienvenida a casa.—Querida Nancy—le sonrió amablemente— he visto un auto afuera.—Su padre está reunido con un jóven en el despacho.—¿Un jóven?, ?Sabes de quién se trata?—Segun recuerdo, dijo apedillarse McCloskey.—McCloskey... ¿Dónde está mi madre?—La señora está en la cocina, insistió en preparar ella misma el café para el invitado.—Muchas gracias, Nancy— le sonrió a la mujer antes de marcharse en dirección a la cocina, su madre ya tenía la bandeja preparada. —Hola, Madre.—Cariño—Ellen Comway la abrazó, proporcionándole un beso en la mejilla derecha—llegas temprano.—Si. He visto un auto afuera, Nancy me ha dicho que papá está reunido con el señor McCloskey.—Si, llegó hace poco. —sonrió—voy a llevarles café.—Permítame y yo llevo la bandeja, por favor...—¿Por qué ?, ¿Acaso le conoces?—Si... bueno, no.—¿Podrías ser más explícita, Victoria?—¿Quién no conoce al gran Brailon McCloskey?, empresario multimillonario, el cual forjó su fortuna de la nada, y además el Playboy, más reconocido de todos, pero no le conozco, no hemos sido presentados aún, con un poco de suerte y papá me lo presente — sonrió forzadamente. Aquel hombre si le generaba curiosidad, pero aún más curiosidad le ocasionaba saber qué asuntos tenía pendiente con su padre.—Comprendo, cariño.—¿Qué negocios tendrá con papá?—no pudo evitar fruncir el ceño.—No lo sé, sabes que no soy de inmiscuirme en los asuntos de tu padre —le palmeó la mano—apresúrate a llevar el café, se enfría— le guiñó un ojo— ve y cerciorate si es tan guapo como le anuncia la prensa y las revistas de corazón.Victoria, le sonrió a su madre y tomó la bandeja encaminando se hacía el despacho de su padre, se quedó de piedra frente a la puerta al escuchar la desesperación en la voz de su padre, quién suplicaba ante una negativa rotunda.—¡Es inhumano, señor McCloskey!—¡Es lo justo, Comway, y lo sabes!—Quizás, pero... piense en mi familia, por favor.—Ese no es mi asunto, Comway."¿De qué estaban hablando?", se preguntó Victoria, tomó aire y entró a la habitación.—Disculpen que los interrumpa. Padre, mi madre les envío café— dijo colocándolo sobre el escritorio— lo ha preparado ella misma, para tu invitado.—Gracias, cariño. —Victoria sirvió dos tazas, hasta que una profunda voz a sus espaldas, le hizo volverse.—En vista de que su padre no tiene intención de presentarnos, lo haré yo mismo...—le tendió una de sus manos— Soy Brailon McCloskey."¡Cómo si no lo supiera!" pensó Victoria con sarcasmo.—Victoria Comway—dijo estrechando aquella mano fuerte, que cubrió la suya—es un placer señor McCloskey. —dijo con voz aparentemente fría, aquel hombre era no guapo, si no guapísimo, realmente las fotos no le hacían justicia. Se giró hacia su padre—¿Sucede algo, papá?—Nada de lo cual debas preocuparte, asuntos de negocios.—Te noto tenso, preocupado.—He dicho que son asuntos de negocios, Victoria. Ahora déjanos solos.—pidió con voz firme.—¿No vas a decirme lo que sucede?—¡Que nos dejes solos!—se puso tensa al escuchar el tono que usó su padre y sin pensarlo dos veces se encaminó hacia la puerta.—¿Realmente quieres saber lo que sucede?— le interrogó aquella voz, ronca y sensual—Me gustaría, pero...—Señor McCloskey, los asuntos de negocios, los va a tratar conmigo, no con mi hija.—De una u otra forma, Victoria y su madre se verán afectadas.—Mi mujer y mi hija, no tienen nada que ver en esto, este asunto es entre usted y yo. — Victoria miró a uno, luego a otro.—Tienen todo que ver. Así que decide Comway, ?Se los ices tú, o se lo digo yo?Victoria observó la forma fría en la que su padre miraba a aquel imponente hombre y también observó la sonrisa cínica en el rostro del extraño.—Victoria, cariño... el negocio de la inmobiliaria se ha desplomado en lo últimos años, me ví obligado a buscar al señor McCloskey y solicitarle un préstamo.—Que no tiene como cancelar.—le interrumpió.—Las acciones han bajado mucho—siguió Antonio Comway— y no he tenido como saldar l deuda.—Debe haber alguna solución.—declaró ella entendiendo la preocupación del padre.—Por supuesto que la hay, siempre la hay. —respondió Brailon.—¿Cuál?—Que vendan absolutamente todo lo que poseen— dijo Brailon.—Y me declare en banca rota— aseguró Antonio.—¿Qué?—Victoria abrió muy grandes los ojos—mi padre no puede hacer eso, mi madre moriría de dolor si perdieramos la casa. Está fue la casa que le obsequiaron sus padres cuando se casó, es la casa en la que se crió, mi madre no lo soportaría. — caminó hacia su padre y lo estrechó entre sus brazos. Luego encaró al hombre que se estaba encargando de lastimar a su progenitor— Debe haber alguna posibilidad negociar—No la hay—declaró Brailon—el plazo está por vencerse.—Señor, ¿acaso no podría ser un poco más indulgente?, mi padre prometes trabajar en algunos contratos y le cancelaremos, lo prometo. ¿Cuando se vence el plazo acordado?—El viernes de la semana próxima.—Es muy poco tiempo—respondió angustiada.—Es el establecido.—Quizás... podría usted extender un poco el plazo.—No.—Por favor—pidió tragándose su orgullo— es solo una prórroga.—No. —repitió firme.—¡Es usted un inhumano!—Yo solo protejo mis intereses.—Mi padre no se niega a pagarle, solo desea un poco más de tiempo.—¿Y yo que ganaría con ello?h—Victoria lo observó en silencio y presionó los labios con fuerza en un gesto de frustración.—Me equivoqué con usted, no es inhumano, es un mounstro egoísta. — se giró para abrazar a su padre. —Tranquilo papá, solventaremos esto juntos, saldremos adelante, te juro que te ayudaré como sea posible, haré todo lo que esté en mis manos por ustedes, papá. No te preocupes.Brailon observó a victoria atentamente, era una mujer decidida, alta, con una muy buena figura, que la falda recta beige y camisa blanca no lograban ocultar, aquella Melena rubia que brillaba exquisitamente, esos ojos, verdes... tan claros y tan fríos... y aquellas deliciosas piernas que reclamaban su atención.Victoria Comway, no era su objetivo, pero aquello parecía un oportunidad de oro.—Creo que quizás podríamos llegar a un acuerdo —dijo interrumpiendolos. Victoria se soltó del abrazo con su padre y se giró para mirar a aquel hombre que la desesperaba.—¿A qué se refiere?—A un nuevo acuerdo en el cuál tú serás la ficha clave, acabas de jurarle a tu padre que harías todo por ayudarlo—¡NO!—gritó Antonio —¡NO TE ATREVAS MCCLOSKEY!—Vamos Comway, es una oportunidad a fin y al cabo. —sonrió.—He dicho que no, deja a mi hija fuera de esto— Victoria miró a uno y luego al otro, rogando a Dios que no fuese lo que ella estaba imaginando.¡Brailon McCloskey no podía estar pensando en convertirla en su amante!—Explíqueme— le pidió.—No lo escuches hija, yo solucionare esto, vé con tu madre ahora mismo.—Si sales de esta habitación, tu padre perderá la única oportunidad que le ofrezco.—¡Estás loco!—exclamó Antonio angustiado.—¡Con un demonio, termine de decir que es lo qué quiere!—Es sencillo; Te quiero a ti—admitió con una sonrisa maliciosa.Un año y medio... había transcurrido un año y medio, lleno de felicidad, de buenos momentos, de la alegria constante que de amar y ser amado. Ahora había llegado el día más esperado por ellos, el día de ratificar su amor ante Dios... Victoria se miró al espejo y sonrió ante el recuerdo...Se hallaba en la cama con su esposo, envuelta por sus brazos, recuperando la respiración después de una ardua sesión de pasión, cuando Brailon le dijo; —¡Casate conmigo!— aquello le había ocasionado mucha gracias a Victoria, porque no comprendía el trasfondo de aquella frase. —¿Has olvidado acaso que ya soy tu esposa?— le dijo riendo. —Lo sé pero, déjame jurarte ante Dios que voy a amarte por lo que me quede de vida. Me debes una boda, pero una boda de verdad, quiero una boda enorme, flores en todo el jardín, quiero un gran banquete, un cura, un coro, centenas de invitados, todo, todo en grande, gritarle al mundo que soy muy feliz de tenerte. —Oh, ¿así que una boda por la iglesia?, nunca pensé q
Victoria se acercó a la cama con paso firme, cuando llegó hasta él, le tomó la mano y la besó.—Brailon, mi amor... sé que me escuchas, cariño... te amo, te amo muchísimo y te necesito, tu hijo también te necesita, no puedes dejarnos amor, estaríamos perdidos sin ti. No nos abandones, por favor, debemos estar juntos .. yo no puedo, no puedo vivir sin ti. Te amo Brailon McCloskey y si me dejas, si tú me dejas... no podre soportarlo — se deshizo en llanto. Esperó pero no hubo respuesta, ni esa vez, ni las próximas veces, y aquello comenzaba a desesperarle, no estaba segura si realmente el le escuchaba, de hecho, comenzaba a dudarlo. —¡Ayúdeme doctor!— lloró ella un dia— no lo deje morir, así él quiera, no lo deje morir.— y aquel día, su corazón recuperó la paz, cuando estando juntos a él, con el médico intentando darle fuerzas, escuchó un susurro. —Vic...toria...— fue leve, pero lo suficiente como para ser escuchado— Victor...ia...—Ha dicho algo— dijo el médico y ambos se acercaron a
—Esto debe ser una broma— la miró confundido. Julieta se metió a la cama.—Ven a mi, Brailon, ésta será nuestra noche, Dame un hijo, mi amor. —Has perdido el juicio, mujer. Sal de mi habitación. —Te estoy dando una oportunidad. Ven a la cama conmigo — dijo con voz tensa. —¿Estás loca?, ¡Sal ahora mismo!, Mañana te irás de esta casa Julieta, estás despedida — Julieta frunció el ceño, completamente enojada por la actitud de él. —¡Vete!— Julieta comenzó a temblar de ira, salió de la cama y lo miró directamente a los ojos. —¿Es muy difícil darme lo que pido?—Lo es, es absurdo. Siempre he sido bueno y considerado contigo, y en más d una ocasión has cruzado la línea, ya basta Julieta, es hora de que esto acabe de una vez. —Tienes razón, vas a pagar todas y cada una de las humillaciones que me has hecho, vas a pagar cada uno de tus rechazos. — Julieta con destreza y en un rápido movimiento levantó la almohada y saco un arma, para apuntarlo con ella.—¿De dónde rayos has sacado eso?— la
—¡Madre!— gimió Victoria frustrada, ella no había tardado ni un día, en llevarle la noticia a su esposo. —¿Cómo fuiste capaz?, ¡me traicionaste!—Me juré que no permitiría que arruinaras tu vida, y eso trato cariño. Deben hablar. —Sera mejor que nosotros los dejemos a solas— Ellen sonrió a Brailon y luego a su hija, animandolos. Luego, se marchó junto a su esposo. —Será mejor que nos sentemos, Victoria. —No se tú, pero yo estoy muy bien así. —Siempre tan testaruda. Estoy muy feliz por al noticia, seremos padres, Victoria. Estoy muy, muy feliz. Ahora que estás embarazada, debemos reestructurar nuestras vidas, pensar mejor las cosas. —Estar embarazada, no cambia las cosas, Brailon. —Por supuesto que sí. Vamos a ser padres, debemos estar juntos en esto. —¿Y Julieta?, ¿ y mi padre?, ¿y todo lo que hemos vivido?—Julieta no está embarazada, la confronté y admitió que lo hizo para molestarte y generarte celos Ya le he dejado claro que no la amo y nunca lo haré. En cuánto a tu padre,
Victoria abrió los ojos lentamente y los volvió a cerrar, estaba en su habitación, en su cama, aún sentía los efectos del mareo, además le dolía mucho la cabeza. Abrió los ojos de nuevo, pero está vez con más seguridad y confianza, allí estaban sus padres; Antonio y Ellen, tenía una expresión que no lograba descifrar. —¿Cómo te sientes, nena?—Mejor, creo. —Debes tener más cuidado, Victoria. El médico acaba de irse, por fortuna vino en tiempo récord, debes pasar a su consultorio ha hacerte algunos exámenes. —No hay de que preocuparse, de verdad, fue un simple desmayo— Antonio y Ellen cruzaron miradas. Así que Victoria aún no lo sabía—¿Sucede algo?—¿No lo sabes tu?—¿Saber qué?—No se trata de un simple desmayo. —¿Estoy enferma?, ¿acaso tengo algo grave?—No, cariño — su madre le tomó una mano con ternura— estás embarazada, serás madre. Victoria sintió que volvería a desmayarse. ?Había escuchado bien?, ¿un hijo?, ¿un hijo suyo y de Brailon?, abundantes lágrimas comenzaron a brotar
Veinte minutos después, Victoria salía envuelta en un albornoz y con el cabello húmedo. —¿Ya estás bien?—Si.—Necesitamos hablar. —No quiero hablar, creo que nos hemos dicho todo, no vale la pena seguirle dando vueltas al asunto. —Quieras o no, tenemos que hablar — sentenció. —No puedes obligarme a nada, entiéndelo. —¡Necesito que hablemos!— pidió con la impotencia viajando por su cuerpo. Victoria optó por ignorarlo y comenzó a vestirse, pronto solo le faltaba peinarse, tomó un cepillo y peino su cabello húmedo, se giró hacia el, y tomando su cartera, le extendió el cheque. Pero Brailon ni se movió, presionó los labios con fuerza. —¡Tómalo!—He dicho que no aceptaré ese cheque. —Y yo he dicho que no aceptaré que cubras las deudas de mi familia.—No aceptaré el maldit* cheque, Victoria— dijo frustrado, ella enojada colocó el cheque sobre la peinadora —alli no lo dejes, !demonios, que testaruda eres!—No más testaruda de lo que eres tú— le dijo y suspiró profundamente, se acercó
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