Aldo había tenido que salir de emergencia para revisar algunos pendientes, luego de regresar, se acercó a Ali, ambos conversaban amenamente, ya que Aldo podía comunicarse en el mismo idioma del chico, prácticamente se llevaban un año, por lo que sus pláticas podrían ser comunes.
Este tiempo, lo aprovecho Teodore para hacer algo que nunca hubiera esperado, fue por Fátima que se encontraba tranquila sentada en una banca admirando el panorama. Aquello era algo recurrente, la mujer era tímida y pocas veces podrían verla merodeando o haciendo algo diferente en algún lugar que no conociera.
Al llegar y verla, las palabras que Pietro había dicho hace unos minutos, resonaron en su cabeza.
“¡Eres un completo idiota! Ya decía yo… ¿Cómo era posible que estuvieras casado con una bella mujer? Y no es por decir mucho, pero ella es un algodón de azúcar y tú, tú, mi querido Teodore, eres un idiota gruñón.”
- Fátima… ¿Podemos hablar? – Dijo Teodore acercándose lentamente a ella.
- Si mi señor… Perdón,