Rápidamente, habían pasado 6 meses desde que Luciano y Almendra regresaron a Nueva Zelanda.
Tal como lo había dicho Luciano, Almendra no volvería a vivir en las habitaciones de la universidad, ella se mudaría al apartamento de Luciano, cosa que también tuvo que ser aprobada por Antonio Moretti.
Aquel juez rudo, poco a poco iba bajando la guardia, aunque no del todo.
Ángela, su esposa, cada que podía los visitaba, aunque si no lo podía hacer, al menos les regalaba una videollamada cada dos días, ya que Valentina había creado un curioso apego a Luciano.
Un día cualquiera en el que Luciano había tenido que ir a una clase extra muy de mañana, Almendra se quedó profundamente dormida, eran las 10:00 am y aún no podía despertar.
Lo único que provocó aquello fueron unas increíbles náuseas que le llegaron de pronto. Ella se levantó, corrió al tocador y vomitó todo lo que no tenía en el estómago.
Almendra se sorprendió al sentirse así, ya que, según recordaba, no había comido algo que pudiera ha