Mientras Pietro trataba de componer su mente, su hijo estaba a punto de declarar la guerra no solo a Franco, sino también a Luciano, su propio primo, esta, sería una guerra en la que uno de los dos no saldría bien librado, ambos jóvenes eran subestimados por sus propios padres.
Aldo tenía muy claro que Franco se había metido con lo más sagrado que tenía, su hijo, eso no lo iba a dejar pasar por alto tan fácilmente, si tenía que torturar frente a Franco a su hija, lo haría, pero de que su hijo y los demás niños regresaban, lo harían, ese Amato sabría que con ese joven no se iba a meter y salir ileso.
Mientras el avión donde sacaban a los que quedaban de la familia volaba hacia un nuevo destino, Aldo llamó a la gente que normalmente trabajaba para él, les dio instrucciones de ir a buscar a Alessia Amato, ella sería la clave de todo.
Massimo no tenía que ser un genio para darse cuenta de lo que haría su sobrino, la situación lo podría rebasar, por lo que condujo a toda velocidad a casa de