Fichas que se mueven
Franco Amato era un juez implacable y con el pasar de los años se había hecho de una fama que nadie podría borrar.
Era considerado como un ciudadano ejemplar, así que su opinión pesaba, ya fuera en el ámbito laboral, como en lo familiar.
Los padres de Alessia, que por varios años solo habían sido espectadores de la relación entre su hija y Massimo Pellegrini.
Hoy día, después de enterarse por los medios, de que su hija, por fin, había atrapado a uno de los hombres más ricos de Lazio, querían conocerle.
Lucrezzia De Santis y Franco Amato (Padre) le habían solicitado a Alessia hablar con su futuro yerno, por lo que la chica, emocionada, aceptó y planeó una cena en un lujoso restaurante de Lazio.
En esta reunión obviamente estaría Franco Amato (Abuelo), por el lado de Massimo, solo estaría él, ya que Leonardo se encontraba en un viaje de negocios.
En esa ocasión, Massimo se sintió solo, muy solo. Tuvo que poner el semblante frío que siempre utilizaba en el mundo de