Sebastiano miró a aquella mujer de hermosos ojos azules que lo miraba con detenimiento y se preguntaba: ¿Cuál era el truco? ¿Qué escondía debajo de toda esa seguridad? ¿Por qué lo hacía sentir tan tímido? Ella era todo un torbellino de emociones y él solo un saco de nervios e inseguridades.
- Bien, Sebastiano Di Stefano ¿Estás dispuesto a arriesgarte y salir conmigo? – Dijo la chica mientras se sentaba a horcajadas sobre él.
Esta acción solo logro poner más nervioso al joven, no es que jamás hubiera estado con alguna mujer en su vida, no es que hubiera estado escondido debajo del ala de sus abuelos, más bien era que Sebastiano no sabía cómo actuar frente a esta chica, su simple presencia, su arrolladora aura de seguridad, rompían cualquier muro que el joven pudiera colocar.
- Almendra… Por favor, no hagas esto… No me pongas en esta situación. – Dijo el joven tan pronto como ella lo rodeó con ambas manos y lo empujo hacia el respaldo del sillón.
Aquella situación era un tanto compromete