Me había levantado impaciente, corriendo por toda la casa en busca de mi madre, pero no encontraba ninguna razón de ella frustrándome, hasta que vi a Álvaro salir de su habitación. Me acerqué haciendo pucheros, pero no había ninguna noticia de su parte, quien miro hacia todos lados antes de agacharse a acariciar mi cabecita, eso no era bueno.
— No la hemos podido traer todavía, te prometo que hoy era diferente — Menciono mirando con lastima y dulzura —, No estaba en los dos primeros sitios, nos queda uno — Dijo dónde quite bruscamente su mano de mi cabeza.
— ¡Inútiles! — Exclamé sorprendiéndolo por mi mala educación —, Perdóname Álvaro, solo quería a mi mami aquí conmigo — Confesé con los ojos cristalizados, mientras hacía puños con mis ma