Capítulo 62. La noche equivocada
La lluvia había cesado, pero París seguía oliendo a humedad y a promesa. Darren y Leiah regresaron juntos al hotel, empapados aún por las horas que habían pasado caminando sin rumbo. Ninguno de los dos quería despedirse. Ninguno quería enfrentar lo evidente: que lo que estaban viviendo era un instante prestado, un destello de felicidad robada al tiempo.
Cuando la puerta de la habitación se cerró tras ellos, un silencio cargado de electricidad los envolvió. Leiah dejó su bolso sobre el sofá, evitando su mirada, como si el simple hecho de cruzar los ojos con Darren pudiera hacerla caer en un abismo del que no habría retorno.
—Leiah… —su voz era apenas un murmullo, áspero, lleno de urgencia contenida.
Ella giró apenas la cabeza, y en ese instante, Darren acortó la distancia. No hubo discursos, no hubo explicaciones. Sus labios se encontraron con una fuerza que era mezcla de nostalgia, deseo y desesperación. El beso fue primero torpe, como el de quienes olvidaron cómo encajar después de t