Jack Parte lX.
Al día siguiente me emborraché.
Sí, no estaba muy orgulloso de mí mismo, pero tenía que desquitar la frustración de alguna forma. Y como no podía salir y golpear a nadie sin empezar una guerra… el vino era la segunda mejor opción.
Así fue como mi padre me encontró gimiendo en una de las bodegas del castillo.
Suspiró al verme tirado entre barriles, con una botella en la mano y otra a medio camino de mi boca.
—¿De verdad, hijo mío?
Lo miré como pude, porque en ese momento juraría que tenía tres padres… no, esperen… cuatro.
—He intentado ser el lobo más desagradable del mundo y aun así esa loba quiere ser mi reina —balbuceé con una sonrisa débil.
Papá volvió a suspirar y se sentó a mi lado, quitándome una de mis botellas y dándole un trago.
—¿Y ya averiguaste por qué?
Lo miré con toda la dignidad que un borracho puede reunir.
—Pues… porque es una corona muy brillante y llena de joyas.
Él rodó los ojos, dio otro trago y murmuró:
—La señorita Julianna no busca joyas.
Intenté enfocar su car