Capítulo 65.
—¿Y qué dijo nuestro amado rey respecto a sus… vacaciones?
—Que están autorizadas.
Entrecerré los ojos. Él rio, porque claro, era un maldito descarado.
—De verdad, princesa. Si no me cree… ¿qué le parecería acompañarme a mi territorio? Si encuentra algún fallo, puede cancelar mis vacaciones.
—Tentador —dije con sarcasmo—. Pero no, gracias.
El suyo era el último de los territorios que tendría que revisar en mi apretada agenda. Si al tío Karel no le preocupaba que su nuevo y joven Alfa se ausentara, estaba bien para mí.
Me di media vuelta y caminé hacia la cocina, sabiendo perfectamente que él me seguiría. Quince minutos de silencio. Solo nuestros pasos y el eco suave de la actividad del castillo. Hasta que entramos a la cocina y pude ver el sufrimiento absoluto en los ojos de los cocineros.
Pobres almas inocentes. No estaban preparados para una princesa antes del desayuno.
Tomé una taza y se la entregué a Cam con solemnidad.
—Estaré en el pasillo. Creo que ya les di suficient