Capítulo 60.
No había ropa masculina en mi habitación, por supuesto. Desde que me mudé de mi antigua habitación —esa llena de uniformes de guardias— tuve que robar un par de prendas de mi primo, que seguramente ni notaría su ausencia.
Revisé que la ropa siguiera detrás del vestidor y suspiré.
La llegada de Jack había sido una sorpresa. Mantenerme en paz con mis sentimientos me había costado trabajo, aunque nada que no se arreglara con un par de cuchillos y un gran bistec.
Mi plan al venir aquí no era no verlo nunca más; eso resultaría imposible, considerando que él era el siguiente en la línea del trono del Este y todo eso. Simplemente creí que no lo vería en… quizá veinte años. Y para ese momento yo sería una loba diferente.
Ahora mismo ya lo era, solo que deseaba serlo aún más.
Sonreí, sentándome en la cama para esperar a que Jack saliera del baño.
Me sentía sumamente amada. Mi familia, mis amigos y mis guardias se habían propuesto mutilar al príncipe. El pasillo que llevaba a mi habitaci