30. Deja de negarlo

En la ausencia de mi jefe, aproveche para visitar casas hogares en compañía de mi único nuevo amigo ya que todo mundo estaba fielmente ocupado en relaciones de pareja, escuela o trabajo.

Fausto me había dado cinco cheques por cuarenta mil pesos cada uno para que "Dejara bien parado el nombre de Iván".

Bernardo fue el más feliz al ver las donaciones de mi jefe.

Estábamos creando una perfecta figura del partido en Quintana Roo gracias a esto.

Todos nos veían como el partido y el candidato del cambio. Iván ahora mismo era el favorito de las encuestas. "El sueño que cambiara para bien la vida de los quintanarroenses."

Qué triste que las personas pensaran que una sola persona era la única que podría cambiar toda una sociedad.

Qué el cambio seria gracias a quien estaba en el poder y no a una comunidad entera. Yo conocía la estructura política por dentro y estaba muy segura, que ellos no me representaban.

Ellos no harían el cambio que necesitábamos.

Bostece fuertemente cuando aparcamo
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