Isabel no se daba cuenta, pero desde que Michael llegó, no le había quitado los ojos de encima. La observaba detenidamente cada vez que ella salía de la habitación para mirarse en el gran espejo que estaba en la mitad del salón.
Michael siempre había admirado la belleza femenina, y para él, Isabel era la mujer más hermosa que había visto. Sin embargo, había algo que le molestaba profundamente: ella era la eterna enamorada de Junior, tenía un hijo y, además, era de tez morena. Para Michael, esto último era un gran conflicto. Un hombre racista sin saber bien por qué, incapaz de tolerar la presencia de personas de color en su entorno.
Pero con Isabel era distinto. No entendía en qué momento comenzó a sentir atracción por ella. Siempre la había observado desde lejos, viéndola como una niña, demasiado joven para su gusto. Sin embargo, le gustaba, la deseaba, y lo que más ambicionaba era tenerla en su cama.
Por su parte, Isabel detestaba la forma en que Michael la miraba. Sentía cómo la des