- Señor. - llamó el hombre a quien Rosseta había curado y salvado de las puertas de la muerte. - es un milagro, estoy vivo y sano. - dijo emocionado.
La mirada del Alfa King no mostraba felicidad, estaba seria que era incapaz de sonreír por tal milagro vivido en su aldea.
- ¿Cómo es esto posible? - preguntó con tono molesto. Miró a Rosseta, la tomó del brazo y le dijo. - Te di una orden y no la obedeciste.
- Hice algo mejor, lo salve de la muerte como puedo hacerlo con cada uno de los enfermos que están en la tienda.
- Ellos no tienen oportunidad, están contaminados. Su sangre se convertirá negra y tendrán una muerte horrible sino lo ayudamos.
- Gaspar no muestra ningún síntoma. - mencionó al hombre que había curado. - está bien, está mucho mejor que antes y tal contaminación a desaparecido de todo su sistema.
- ¿Cómo estás tan segura? ¿Cómo sabré si el día de mañana no se convertirá e un oscuro y querrá atacarnos? Responde.
Rosseta no podía decir el porqué de su seguridad, la des