Fuera de la Sala
—¡Todos necesitamos concentrarnos, Damian! —la voz del doctor Harris retumbó por el pasillo—. ¡Los médicos y enfermeras necesitan enfocarse para ayudar a Livia! Si estás allí gritando en medio del parto, las cosas podrían volverse peligrosas para ella y para el bebé. —Ahora jadeaba, exasperado—. ¡Por favor, te lo suplico! Si tengo que arrodillarme, lo haré. Solo esta vez, ¡da un paso atrás!
‘Si pierdes el control allá dentro, si estallas porque no soportas verla sufrir... juro que me volveré loco solo de pensarlo.’
—Por favor, Damian. Te lo pido—no, te lo suplico—. Por Livia, por tu hijo. Todos aquí son expertos. Incluso llamé a un especialista del extranjero para que estuviera de apoyo. Confía en nosotros. Confía en ellos. —El tono de Harris se suavizó, respirando profundo para calmarse y bajar la voz.
Pero entonces se quedó paralizado. Damian, que unos segundos antes había estado maldiciendo y perdiendo la cabeza, permaneció en silencio. Su expresión era imposible d