Finalmente, Damian se marchó tranquilamente con el asistente Brown.Eso significaba que era momento de que Livia y las demás llevaran a cabo lo que habían planeado. La mañana ya había pasado, y la cálida luz del sol solo aumentaba su entusiasmo. Una ráfaga de viento golpeó el rostro de Jenny, devolviéndola a la realidad frente a ella.—Mayordomo Matt, solo vamos con mi cuñada, ¿sabe? —chasqueó la lengua ante el ridículo espectáculo frente a ella.‘Vamos de compras… ¿por qué tenemos que empacar como si fuéramos de vacaciones?’—Lo siento, señorita, pero es orden del joven amo. Igual que antes, una criada debe acompañarla en todo momento —insistió el mayordomo Matt, aunque todo había ido sin problemas estos últimos días.Livia había salido tal como se había planeado. A salvo. Snacks y bebidas consumidos en el camino. Nunca llegó a casa ni un segundo más tarde de la hora establecida. Todo seguía en horario. No había razón para impedirle salir de nuevo. Al final, Damian no tuvo más opción
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