Kylie seguía muriéndose de curiosidad por el hombre que había estado con Jenny y Sophia. Repasaba sus recuerdos, esperando que en algún lugar apareciera un rostro familiar. Nada. No recordaba ninguna interacción en absoluto.
‘¿Podría ser… el hermano menor del señor Alexander?’ Se rió de su propia imaginación.
Mientras tanto, mientras Kylie trataba de ordenar sus pensamientos, las tres personas que habían pasado con calma frente a los periodistas ya habían entrado en el hospital.
Seguían charlando alegremente mientras caminaban.
—Oye, ¿qué llevas ahí? —Jenny señaló la bolsa que el hombre a su lado sostenía—. No me digas que es un regalo, ¿como un libro de economía mundial, para nuestra sobrina o sobrino? —Jenny resopló, incrédula. Si acertaba, por supuesto que el regalo de un genio sería un libro.
—Ejem —el hombre giró el rostro, avergonzado. El primer libro que el señor Alexander le había dado en su vida era, de hecho, del mismo tipo de regalo que planeaba dar hoy al hijo del señor Al