El regreso de Kylie habría sido un evento alegre... si tan solo no supieran la verdad detrás de su situación.
Sus hermanos menores estaban encantados, parloteando sin parar sobre todo lo que había pasado en los últimos años y contando los locos planes que querían hacer con su hermana mayor —quien, según los rumores, estaba desempleada.
—¡Oigan, no estoy desempleada! ¡Estoy buscando trabajo! ¡No tengo tiempo para jugar con ustedes!
Pero sus protestas cayeron en oídos sordos. Sus dos hermanos ignoraron sus palabras y la arrastraron fuera de la casa de todos modos. Su energía inocente, tan felizmente ajena a las dificultades de ella, le hizo olvidar por un momento lo lamentable que era su situación.
Perder su empleo por segunda vez, terminar su relación —si es que podía llamarse así. Quizás la palabra correcta era abandonada.
Así pasaba los días Kylie: distrayéndose, intentando olvidar. Pero por las noches, cuando estaba sola bajo las sábanas, los fragmentos del ayer volvían a inundar su