Isabdiella despertó sobresaltada por un fuerte ruido.
Parecían golpes y gritos como si fuese una discusión masiva. Saltó de la cama angustiada y se puso una bata de seda blanca sobre la pijama del mismo material y color. Los gritos y golpes parecían lejanos.
¿Qué está sucediendo?
Se preguntó mentalmente mientras así, sin calzado alguno se apresuró a abrir su puerta. Se asomó con cuidado por los largos pasillos el ruido seguía pareciendo lejano, como si disminuyera. Corrió con preocupación hasta llegar a la habitación de Zashirah, entró sin llamar y se sorprendió al encontrarla vacía. Los gritos lejanos seguían y parecían cada vez más distantes. Isabdiella, se apresuró a la habitación de la otra gemela, aún era muy temprano y si Zashirah no estaba en su habitación, debía estar con su hermana. Procedió igual, entró sin llamar y suspiró aliviada cuando vio a las gemelas sobre la cama, parecían pálida y entregadas al sueño, no comprendía como no habían despertado aún.
Su corazón latí