41
Izan le resta importancia, vuelve a besarme y puedo jurar que esta mirando al japonés mientras lo hace. Lo escucho abandonar la azotea.
—¿Por qué te demoraste tanto?
—Toshiba necesita que deje una mercancía en Starcity—abro los ojos pasmada. Esto está de coña.—Me reusé, pero ya te imaginas como es este negocio, era eso o un balazo en la cabeza. ¿Qué tanto hablabas con Hiraku?
Suspiro.
—Solo fue amable, nada del otro mundo… y eso fue raro, pensé que era tosco para ser quien es. Quizás no sea como todos lo pintan. —abre los ojos.
—¿Te gusta? ¿Hiraku Toshiba te gusta? No puedo creer que después de todo lo que te he contado creas que ese hijo de puta sea una mansa paloma ¿Tú crees que las mujeres están aquí por voluntad propia? Hiraku las trae ¡Las engaña! ¿Y si quiere hacer lo mismo contigo? ¿Si quiere que seas su puta?
Doy un paso hacia atrás…
—¿Qué clase de mujer crees que soy? No voy enamorándome de los hombres cada vez que veo uno. ¡Joder! Yo ni siquiera sabia como se sentía el am