—Muy bien, espéreme un momento que paso la carta en limpio así, usted, se queda con el original y ella recibe la misiva en condiciones ¿Le parece bien, señorita Bernal?— explicó Damián mientras acomodaba la hoja de papel en la máquina de escribir.
Al oírlo, Alba frunció el ceño demostrando sentirse desconcertada. Se acercó a él para observar carta original. Quizás fuera su ignorancia y su necesidad de irse lo más rápido posible a su habitación, pero lo cierto era que, para ella, estaba perfecta tal y como estaba. Y, así se lo hizo saber.— Yo la veo perfecta… además, permítame elogiarlo, porque salta a la vista que usted tiene una letra muy hermosa… ya quisiera yo poder escribir de esa forma. — elogió con pomposidad agregando una inocente sonrisa al final.Al oír eso, Damián negó con la cabeza. Pero por la sonrisa que en su rostro reflejaba, bien marcado era que esas palabras le habían gustado.Dejó la máquina y acercó su cabeza a la de