Lunes
New York
Karina
Después de la cena con los amigos de Lance, me quedé en mi cama dando vueltas a todo lo que había dicho Amanda. ¿Acaso Lance había tenido un hijo? ¿Por qué nunca me lo contó? ¿Qué había pasado con ese niño? Me sentí traicionada, confundida… Creí que entre nosotros no había secretos, que todo era transparente, pero me equivoqué. No podía ignorarlo. Tenía que hablar seriamente con él y aclarar cada duda antes de dejar que mi corazón se llenara de sospechas y celos.
Y ahora estoy en la oficina, pero mi corazón late con fuerza, todavía recordando la cena de la otra noche y el comentario de Amanda. Siento un nudo en el estómago y un calor que sube por mis mejillas.
Cristina aparece en la puerta y hace un gesto para que la siga. Sus pasos son firmes, medidos. La sigo hasta su oficina y cierro la puerta tras de mí, el clic del seguro resonando en mis oídos.
—Karina, toma asiento, por favor —me indica con suavidad, pero con autoridad. Me acomodo en la silla, ajustando mi