El desafío de amar (3era. Parte)
El mismo día
New York
Lance
—Karina, no te vayas así, espérame —pido, mi voz quebrada mientras la alcanzo.
Ella se detiene frente al ascensor, presiona el botón con los dedos temblorosos. Su respiración agitada, sus ojos rojos por las lágrimas.
—¡Basta, Lance…! Se acabó lo nuestro, es lo mejor para ambos —responde sin mirarme, aunque su voz se rompe a cada palabra.
La observo, clavando mis ojos en los suyos apenas gira la cabeza. Esa mirada intensa me atraviesa, me destroza.
—¿Eso es lo que realmente quieres? —pregunto con voz rota, el alma en la garganta—. ¿Dejaste de amarme?
Ella baja la vista, intenta apartarse, pero no lo permito. Toco su brazo con cuidado, sin fuerza, temiendo que un movimiento brusco la empuje más lejos de mí.
—Ahora no quiero verte, no quiero seguir discutiendo… déjame ir —me pide, y yo siento que me desarmo por dentro.
Doy un paso adelante y coloco ambas manos contra las puertas del ascensor, bloqueando su salida. Mi respiración choca contra la suya, demasiado