Sofía comenzó a recoger las cosas de su escritorio, se había salteado el horario del almuerzo como era costumbre en los últimos meses, aunque ahora no fuese porque no tuviese dinero para pagar su comida, simplemente era el hecho que la discusión en la mañana con Alexander, o mejor dicho su intercambio de palabras, le habían cortado el apetito por completo, por lo que pensaba tomarse la hora del almuerzo pendiente para ir hasta su antiguo departamento y dejar instalar a Lyra, y luego retomar a cumplir con su trabajo e informarle a Alexander la decisión que había tomado. Pero cuando terminó de recoger las cosas y tomó su bolso, al levantar la vista vio a su jefe y actual esposo parado frente a ella.
—¿Vamos a almorzar cariño? — preguntó con la misma calma de siempre, algo que le quemó en lo más hondo a la rubia, porque en verdad creía Alexander no se arrepentía en lo más mínimo de las crueles palabras que le había dicho, aunque claro que pronto recordó que ellos estaban actuando y la fu