Cuando al fin llegaron al departamento de Sofía, Alexander fue recorrido por un nerviosismo que no terminaba de comprender, quizás era el hecho de saber que pronto estarían frente a Lyra, esa joven que Sofía trataba de eximir de culpas, pero para Alexander no era el caso, el que sea una mujer joven, falta de afecto, no la eximía de las culpas de saber lo que estaba bien y lo que estaba mal, y definitivamente dormir con el esposo de su hermana estaba mal, eso lo sabría cualquier persona, aunque luego de salir del ascensor e ingresar al pasillo, y toparse finalmente con Lyra, Alexander descubrió que no era su presencia lo que lo inquietaba, sino el hecho de regresar a ese lugar.
Este departamento que si bien era de Sofía, también había sido de Adrián, un lugar que estaba cubierto por sombras del pasado, besos dados y caricias olvidadas, un lugar que podría llevar a Sofía a perdonar el engaño… Alexander reparo en lo ilógico que estaba siendo, ¡no podía ser que estuviera celoso y temeros