—Cómo lo has dicho tío. —en una milésima de segundo los ojos de Liam centellaron, de eso incluso hasta Alexander fue testigo, tal parecía que el corazón de Sofía era tan blando como el de Riny, y Liam a Dios le daba gracias por ello, porque el corazón de su prima Jade, ese era tan duro como el de un Bach, tanto así que a pesar de los años transcurridos aún no perdonaba Derek, y quizás nunca lo hiciera. —Sí perdono o no a Dylan, solo el tiempo lo dirá, aunque no negaré que me gustaría que sea él quien ponga la cara, y que no te sigan enviando a ti como mensajero. —Sofía en el fondo agradecía de que al menos Edmond no sea utilizado para que ella perdonara a Dylan, porque realmente no se imaginaba tener esa charla con su abuelo, y es que el mayor se veía tan débil, más cuando sus ojos se suavizaban como lo hacían al verla a ella.
—Bueno, tengo que confesar que nadie me ha enviado a interferir por Dylan, como lo dije a mi llegada, quería hablar contigo, quería hablar de Riny, entregarte e