Y mientras Lyra cedía los derechos de su hijo, como quien estuviese regalando a un cachorro, Dylan estaba dentro de su automóvil a metros de la mansión Thompson, con la vista fija en los periodistas y con las ganas de atropellar a cada uno de ellos desbordándolo, aún tenía que ir a aclarar cuentas con el doctor Cáceres, mismo que había vendido la noticia de que su hija estaba embarazada, ¡¿cómo se atrevía a hacer aquello aquel hombre?!, en verdad no sabía con quién se estaba metiendo, pero él se lo dejaría en claro, jamás nadie se aprovecharía de su hija nunca más, esa debería ser su prioridad, pero no podía mentirse, no estaba únicamente por Sofía allí afuera, él necesitaba hablar con Aria, necesitaba aclararle… ni siquiera él sabía que era lo que le iba a aclarar, no podía decirle que era mentira de que se acostaba con cuanta mujer se le atravesara, era así hasta la noche anterior al menos, y luego pensaba que estúpido se escuchaba aquello, Dylan no pondría en juicio el amor a prime