El día había estado cargado de emociones para Sofía, y un persistente malestar que, por suerte, se les fue apenas pudo cenar, y es que si su vida antes era atareada, ahora siendo la flamante esposa del CEO lo era aún más, si bien Alexander no lo decía, y mucho menos lo pedía o lo exigía, ella sabía que debía estar perfecta para esas benditas fotografías que a cada segundo del día los reporteros le tomaban, algo a lo que es Sofía no estaba acostumbrada, y no era que la rubia no se arreglara, simplemente usaba un poco de bálsamo, un toque de maquillaje, todo muy natural, pero lo natural duraba poco cuando debí estar de un lado al otro, porque definitivamente ser la secretaria del CEO, no era trabajo sencillo, e ir al baño cada media hora a cerciorarse de que su delineador no se corriera, que sus labios se vieran inmaculadamente brillantes, también era muy agotador.
Por lo que apenas se subió al cuarto decidió darse una ducha, y por primera vez en el mes que llevaba casada con Alexander,