Mundo de ficçãoIniciar sessãoIsabel
Me preparé para un día importante en la joyería Gleam's. Hoy comenzaría a diseñar los anillos de matrimonio de Liam Sullivan. Mientras me arreglaba, la imagen de Liam se repetía en mi mente. Un hombre exitoso, apuesto... y ahora, comprometido. Un nudo se formó en mi garganta al pensar en ella, en su prometida. ¿Por qué la vida siempre parecía sonreírle a los demás?
—Claire, hoy tengo una cita con Liam Sullivan para empezar con los diseños —le dije a mi jefa y amiga mientras revisábamos algunos bocetos.
Claire se acercó con una sonrisa. — Lupita me comentó que vendría con alguien. Supongo que con algún amigo.
En ese momento, Lisa, mi compañera de trabajo, se acercó con esa sonrisa maliciosa que me ponía en alerta.
— ¿Liam Sullivan? —preguntó Lisa—. ¿El que está buenísimo?
Sentí cómo mis mejillas se coloreaban.
—Sí, ¿por qué? —respondí, tratando de mantener la calma.
Lisa se acercó, sus ojos brillando. —Vamos, Isa, no seas así. Podemos hacernos un favor mutuo.
—No lo creo —repliqué—. Solo que no me parece bien que intentes ligártelo.
— ¿Y qué tiene, si está guapo? —replicó Lisa.
—¡Lisa! —la regañé—. ¡Está comprometido! Y yo sí tengo valores y ética. Sé lo que se siente que te dejen por otra persona. Mi exnovio me dejó por una compañera, así que sé lo que duele.
— ¿Qué tal si logro que cancele la boda? —dijo muy segura—. No hay hombre que se me resista. Y no tengo novio, es mi "casi algo".
—Ya dije que no. Además, es mi cliente —exclamé irritada.
—Exacto —comentó Claire—. Respeta a tu compañera, tu lugar de trabajo y a los clientes, Lisa.
Lisa puso los ojos en blanco y se alejó. No entendía por qué Lisa era así.
Poco después, Liam llegó a la joyería, acompañado de otro hombre, un rubio apuesto y con una sonrisa deslumbrante. Ambos con trajes a medida. Los recibí con una sonrisa profesional, aunque por dentro me sentí un poco nerviosa.
—Hola, señor Sullivan —les dije—. Y señor...
—Señorita Isabel González —me interrumpió Liam—. Quiero presentarle a mi mejor amigo y dolor de cabeza, Isaac Williams, el futuro novio.
Mi corazón dio un vuelco. ¿Isaac Williams? ¿El futuro novio? ¿Entonces Liam no se va a casar? Me sentí aliviada, pero también un poco confundida por mi error.
—Mucho gusto, Isabel —dijo Isaac, estrechándome la mano—. Puedes llamarme Isaac. Soy el futuro esposo de Karen, la única señora Williams. Y este es mi padrino.
—Encantada —respondí, disimulando mi sorpresa.
—No te preocupes por mí —continuó Isaac—. Mi padrino es un poco más serio que yo. Espero que pronto encuentre a alguien que lo anime un poco —me dijo levantando sus cejas.
—Muy bien, pongámonos a trabajar —nos dijo Liam con seriedad, mientras Isaac esbozaba una sonrisa.
Los acompañé a mi despacho y les mostré el boceto que había elaborado con base en la fotografía.
—Es el primer boceto, pero podemos perfeccionarlo si me indican cuáles son los gustos de la novia: ¿algo romántico, sencillo o llamativo? ¿Llevará alguna inscripción? ¿Qué tipo de piedra se usará?
—A mi Karen le gustará un anillo clásico pero elegante. Usaremos diamantes, ya que nuestro amor es eterno. Que diga: “Nuestro amor es eterno como las estrellas”.
—Cursi —murmuró Liam en voz baja. Isaac solamente lo ignoró.
—El diamante es la piedra preciosa por excelencia para los anillos de compromiso. Simboliza la eternidad, el amor incondicional y la pureza. Aunque también se podría utilizar el zafiro, que simboliza la fidelidad, o el rubí, de color rojo intenso, que simboliza la pasión.
—Me gusta el diamante, pero ¿se podría combinar con algunos zafiros? —preguntó Isaac.
Me esforcé por mantener la concentración mientras me describían sus ideas. Intenté enfocarme en el diseño, pero mis pensamientos se desviaban hacia Liam. Su voz era suave y profunda, y sus ojos tenían un brillo que me cautivaba. Me enfoqué en trazar un diseño clásico y elegante, incorporando como pieza central el diamante y alrededor pequeños zafiros.
De repente, Liam me miró fijamente. —Me gusta mucho su estilo, señorita González. Creo que los anillos quedarán perfectos.
Sentí que me ruborizaba. —Gracias, señor Sullivan. Haré todo lo posible para que estén satisfechos con el diseño. Por cierto, ¿consiguieron algún anillo para tomar la medida exacta?
—¡Mi bella dama, esa fue una misión exitosa! —dijo Isaac, buscando en su bolsillo y sacando el anillo.
Tomé el anillo de su mano y procedí a tomar las medidas.
—Mmm —murmuró Liam—, ¿misión exitosa? Más bien misión desastrosa, que terminó con dos individuos encerrados y polvorientos.
—En serio —dije mientras aguantaba la risa, imaginando la escena que describían.
—¡Qué! Ya tenemos algo que contarles a mis hijos —dice Isaac—. En cambio, tú, mi querido amigo, ¿qué les contarás en caso de que consigas tener una esposa que te aguante tanta amargura?
Levanté la vista hacia Liam. Me preguntaba por qué Isaac decía eso. Un hombre como él, guapo y elegante, ¿por qué no estaba ya casado?
A medida que avanzaba la tarde, me di cuenta de que estaba disfrutando mucho trabajar con Liam e Isaac. Sin embargo, también sabía que debía mantener una distancia profesional con Liam.
—Tengo una duda —comentó Isaac—. La boda es en tres meses, ¿estamos bien en tiempo para elaborar los anillos?
—Podemos hacerlo sin problema, aunque el tiempo es justo. Les prometo que estarán listos justo a tiempo para la boda —le dije con seguridad.
Al final de la cita, Liam se levantó para despedirse. —Gracias por todo, señorita González. Nos pondremos en contacto pronto.
Asentí con la cabeza. —Será un placer trabajar con ustedes —les dije mientras les daba a cada uno mi contacto.
Mientras veía cómo se alejaban, me pregunté si alguna vez volvería a ver a Liam fuera del ámbito laboral. Y si lo hacía, ¿sería capaz de resistirme a la atracción que sentía por él ahora que sabía que estaba soltero?







