Isabel

El sol se colaba entre los ventanales de Gleam's, pintando el taller con una luz dorada que me recordó a la calidez de la sonrisa de Liam. Entré, con el corazón latiendo aún al ritmo de la noche anterior. El recuerdo de su beso, más que tierno, fue una descarga cálida y electrizante que se anidó en mis labios, dejándome con un temblor delicioso en el estómago. El sabor amargo de la interrupción de Lisa contrastaba con la dulzura de ese momento, pero no permití que empañara la felicidad que sentía. Había pasado página; Lisa ya no era más que un molesto recuerdo.

— ¡Isabel! ¡Qué milagro verte tan temprano! — exclamó Claire, acercándose con su habitual energía—. ¿Cómo te fue con Liam? ¿Te llevó a cenar?

Me sonrojé ligeramente, incapaz de ocultar mi sonrisa.

—Fue... increíble —admití—. Me la pase genial. La cena, el lugar, la conversación... todo fue perfecto.

—¡Te lo dije! Liam es un encanto. Y se nota que está loco por ti. ¿Y el restaurante? ¿Todo perfecto?

Mi sonrisa se desvanec