Las semanas se deslizaron en un torbellino de actividad implacable. El rastro de la Resistencia se había enfriado, esfumándose como humo en el viento. A pesar de los esfuerzos masivos de la operación "Cacería Sombra", Ellis y los suyos se habían desvanecido por completo, dejando solo el rastro sangriento en la fundición de Fairhaven y el búnker de los Apalaches como testimonio de su existencia. Rebecca Thorne seguía siendo una sombra sin paradero, un fantasma que acechaba en la periferia de la mente de Nathaniel Vance.
En el ámbito público, la narrativa había girado dramáticamente. La imagen del Presidente Vance, magullado, pero estoico, confesando un crimen histórico para salvar a su esposa, había tocado una fibra sensible en el pueblo estadounidense. Lo que pudo haber sido su ruina política se convirtió en su redención.
Televisión Nacional - Entrevista en "El Despertar"
—Presidente Vance, su popularidad se ha disparado desde… los recientes acontecimientos. El país lo ve como un héro